reflexiones

Kilos de limón, litros de limonada

El día de hoy tuvo un sabor amargo. Isabela y yo perdimos el vuelo. Por razones de logística y barreras del idioma tomamos el tren lento en vez del rápido. Así fue como llegamos 5 minutos después de que cerraran el mostrador para el check-in. Las señoritas no quisieron ayudarnos en lo absoluto.

Fue un momento de muchísimo estrés y culpa. Repasamos mil veces los diferentes errores y posibilidades. Buscamos muchas alternativas para alcanzar nuestra conexión en Taipei pero no fue viable por los costos. Finalmente tuvimos que comprar un vuelo nuevo.

Estuvimos en el aeropuerto desde la mañana hasta la tarde. Pasamos por muchos estados de ánimo. Poco a poco me empecé a sentir mejor. Nos tocó ver un atardecer hermoso en la sala de espera. Vi a un señor tomar el sol y la siesta con una paz impresionante.

A Isa y a mí nos tocó separadas en el avión. Mi compañera de fila resultó ser muy buena onda. Se llama Xena, creció en Iran pero se fue a vivir a Estados Unidos porque su hermano es sordo y ahí había mejores oportunidades para él. Ahora lo operaron y recuperó el 60% de su audición. Cuando me preguntó sobre mis hermanos le conté de Ricardo y de Gerardo.

Conocer a Xena me cambió el día. Fue muy agradable platicar con ella, conocer un poco a una persona nueva y completamente pasajera. Al final me dijo que ella había terminado en ese vuelo porque su empresa olvidó comprarle un vuelo y había sido un relajo, pero según ella: “If life gives you lemons, make lemonade”.

Ahora estamos en Korea, en el aeropuerto de Seúl, durmiendo en una banca, esperando a que sea de madrugada para abordar el vuelo que nos llevará a Hanói.

One thought on “Kilos de limón, litros de limonada

  1. Los aprendizajes no siempre son placenteros, pero si mantienes una actitud positiva no existe problema al que no le puedas dar la vuelta y poder continuar, un poco mas sabia
    Te quiero

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